En realidad era uno oso, pero como en otras tantas ocasiones, uno va perdiendo un poco de sí mismo por cada rincón que pasa... Se ha hablado y escrito mucho sobre este asunto... a menudo nos convertimos en lo que los demás dicen que somos, o simplemente dejamos de ser nosotros mismos para ser como el resto... Kurt Corbain decía que se reían de él por ser diferente, pero que era él el que se reía de ellos por ser todos iguales...
En este libro, más bien relato largo, Frank Tashlin, con su perfilado sentido del humor, nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar nuestra identidad dentro de esa trampa llamada sociedad, que pretende moldearnos a todos a su imagen y semejanza. No es cuestión de abanderar la anarquía, pues la sociedad y la leyes que la preservan y fundamentan eres tú... no hay sociedad sin individuo, y mientras que tú, consciente o no, mueves los hilos de otro, alguien está moviendo los tuyos.. es así, buscamos dar y quitar razones como si estas tuvieran dueño, y a menudo nos acomodamos y nos hacemos perezosos, y entonces nos es más fácil dejarnos guiar que guiar... o a lo mejor estoy equivocado...
Frank Tashlin, que fue unos de los animadores junto a Walt Disney del ratón Mickey, es más conocido como director de cine. Sus películas se enmarcaban casi siempre en el género de la comedia, y allí inventó, junto a Jerry Lewis, algunas de las películas más populares de finales de los 50 y principios de los 60 (recuerdo especialmente "El ceniciento")
El oso que no lo era se parecía mucho a un oso, andaba como él, vestía como él, hablaba como él... y todos le decían que era un hombre tonto, sin afeitar y con abrigo de pieles...
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